jueves, febrero 02, 2012

Homenaje a Wisława Szymborska (1923-2012)

A los que posan de nihilistas sabelotodos

La cebolla

La cebolla es otra cosa.
Ni siquiera tiene entrañas.
No es cebolla enteramente,
al más cebolloso grado.
Por fuera tan cebolluda,
cebollina de raíz,
puede escrutarse por dentro
sin ningún remordimiento.

En nosotros todo extraño,
apenas de piel cubiertos,
y una anatomía violenta,
terror de la medicina,
y en la cebolla, cebolla
y no intestinos torcidos.
Desnuda repetidamente
y similar hasta el fin.

Un ser sin contradicciones,
criatura muy bien lograda.
En una cebolla hay otra,
en la grande una pequeña
y así, sucesivamente,
una tercera, una cuarta.
Una centrípeta fuga.
Un eco cantado a coro.
A la cebolla la entiendo:
el mejor vientre del mundo.
Sola se rodea de aureolas
y para su propia gloria.
Nosotros: grasas y nervios,
secreciones y secretos.
Y no se nos ha denegado
la idiotez de lo perfecto.


Advertencia

No lleven a los burlones al espacio,
se lo advierto.

Catorce planetas muertos,
unos cometas, dos estrellas,
y ya de camino a la tercera
los burlones perderán el sentido del humor.

El cosmos es como es,
es decir, perfecto.
Los burlones nunca se lo perdonarán.

Nada les alegrará:
el tiempo, por demasiado eterno,
la belleza, por no tener defectos,
la seriedad, porque no puede ser convertida en broma.
Todos los demás están admirados,
ellos bostezarán.

De camino a la cuarta estrella
será todavía peor.
Amargas sonrisas,
Perturbaciones del sueño, del equilibrio,
Conversaciones estúpidas:
que si un cuervo con queso en el pico,
que si unas moscas en el retrato de Su Majestad,
que si un mono en el baño,
claro, claro, aquello sí era la vida.

Limitados.
Prefieren el jueves a la eternidad.
Primitivos.
Prefieren una nota falsa a la música de las esferas.
Donde mejor se sienten es en las grietas entre
la práctica y la teoría,
la causa y el efecto,
pero esto no es la Tierra, y todo encaja bien.

En el trigésimo planeta
(irreprochable en cuanto a su desertidad)
Rehusarán incluso a salir de sus cabinas,
que si me duele la cabeza, que si me duele el dedo.

¡Qué fastidio, qué vergüenza!
¡Cuánto dinero tirado en el cosmos!


Tomado de: Wisława Szymborska, Poesía no completa, trad. Gerardo Beltrán & Abel A. Murcia, México, FCE, 2008.

‘Vida al instante’ de Wisława Szymborska (1923-2012)

Para J., D. y A.


Vida al instante.
Representación sin ensayo.
Cuerpo sin prueba.
Cabeza sin reflexión.

No conozco el papel que tengo.
Sólo sé que es mío, intransferible.

De qué trata la obra,
tengo que adivinarlo sobre el propio escenario.

Mal preparada para el honor de vivir,
apenas si aguanto el ritmo de la acción impuesto.
Improviso, aunque aborrezco la improvisación.
Tropiezo a cada paso con el desconocimiento de las cosas.
Mi forma de ser huele a provincial.
Mis instintos son los de un aficionado.
El miedo escénico, como justificación, me humilla mucho más.
Siento como crueles las circunstancias atenuantes.
Imposible retirar palabras y reflejos,
las estrellas no contadas,
el carácter, abrigo abotonado sobre la marcha:
he aquí los lamentables sucesos de estas prisas.

¡Si pudiera ensayar aunque fuera sólo un miércoles antes
o repetir otra vez al menos un jueves!
Pero ahí está el viernes con un guión que desconozco.
¿Es justo? —pregunto
(con la voz ronca,
porque ni siquiera me han dejado aclararme la voz
entre bastidores).

Ilusorio es pensar que se trata únicamente de un examen superficial
que tiene lugar en una sala fortuita. No.
Estoy de pie entre los decorados y veo lo sólidos que son.
Me sorprende la precisión de todo este atrezzo.
Los sistemas rotatorios funcionan ya desde hace tiempo.
Han sido encendidas incluso las más lejanas nebulosas.
Ah, no me cabe duda de que se trata del estreno.
Y haga lo que haga
se convertirá para siempre en lo que hice.

Wisława Szymborska

Tomado de: Wisława Szymborska, Poesía no completa, trad. Gerardo Beltrán & Abel A. Murcia, México, FCE, 2008.