martes, abril 07, 2009

Nota extraordinaria

Ya tenía una entrada planeada para el día de hoy, pero tendrá que esperar, puesto que apenas esta tarde me llevé una grata sorpresa en mi revista predilecta, Letras Libres: ¡publicaron una carta que les escribí! ¡Mis palabras y mi nombre aparecen entre sus finas páginas y en su elegante tipografía, casi un sueño hecho realidad! Por cuestiones de espacio, editaron la carta, y se me ha ocurrido la idea de publicarla completa aquí.

Su número de marzo tenía como tema principal la existencia (o no) de Dios, y sus consecuencias...

Éstos son los artículos, altamente recomendables:
Y, a propósito de ellos, mi carta completa:
‘¿Qué tal?

Habiéndome animado el mes pasado a escribir para felicitarles por el X aniversario de la revista, lo hago ahora porque leí con especial avidez su último número. Me atrapó y cautivó desde la portada y el título, que inmediatamente me recordó la polémica de los autobuses en Gran Bretaña (que, a su vez, me hizo pensar que 'Dios no existe y Dawkins es su, ¿el?, profeta') y en España (con su guerra abierta entre Iglesia y Estado).

En los últimos años, Letras Libres ha sido una guía certera en mi camino intelectual y humano, por lo que siempre busco con ansia y considero con seriedad lo que tiene que decir sobre cualquier tema. Más aún en este caso, pues, como creyente que soy, el solo hecho de que abordara el tema me emocionó. Y, en efecto, disfruté mucho su lectura, en especial del diálogo entre Zagal y Fadanelli, y los artículos de John Gray y Pedro Chavarría Xicoténcatl; de estos, el primero por su realismo, y el segundo, igualmente por su realismo: por no conformarse con que la materia subsista en sistemas complejos, sino que más bien siga esa tendencia misteriosa (¿artística?, ¿de diseño inteligente?, ¿divina?) llamada vida, y su consecuencia, la de una subjetividad inexplicable para las ciencias exactas.

Sin embargo, y aquí está el pero que acota los elogios, me parece que la postura secular (laicista por momentos) estuvo demasiado bien representada, mientras que la creyente fue apagada y descolorida. Esto me sorprende, puesto que Letras Libres no es una revista políticamente correcta. Así como es de las pocas voces que, en el México infectado por decenios de estatismo, populismo y rancio nacionalismo, ha abogado por la libertad en todas sus formas (de expresión, económica, política...) y por la responsabilidad del individuo sobre la de el Estado, me extraña (y me duele hasta cierto punto), no encontrar de la misma forma una voz inteligente que abogue sin tapujos, abiertamente, por la fe y la religión como sanas propuestas de sentido y motores loables de transformación social. Contra todo pronóstico, creo que esas voces existen en México, y que abogan por una fe humanizadora en el marco de la democracia liberal, sin nada que ver con el clero ignorante o su brazo político yunquista. Pienso en Javier Sicilia, el mismo Héctor Zagal (en una postura firme, y no tímida, como lo he leído otras veces) o Bárbara Andrade, Mauricio Beuchot... o quizá Jean Meyer o Gabriel Zaid, que al menos están bien empapados de las razones de la fe... O bien intelectuales creyentes de todo el mundo: ya publicaron una vez a Joseph Ratzinger, ¿por qué no hacerlo también con Carlo Maria Martini, Christoph Schönborn, Jacob Neusner, Hans Küng, Angelo Scola o incluso Jon Sobrino o Enrique Dussel (aunque aquí ya pongo en duda lo puramente liberal, además de que el segundo no es internacional)?

Recuerdo un artículo sobre la situación de la Iglesia española escrito por un jesuita en la revista Sal Terrae, en el que se lamenta de la irracionalidad del conflicto con el Estado y la ausencia de diálogo serio en ambas partes (aunque peores espectáculos hemos visto en México, a propósito del aborto o del 'presidente legítimo'...). Compara, desfavorablemnete, a España con Italia, donde senadores y alcaldes dictan conferencias y escriben libros codo a codo con cardenales y eclesiásticos ilustres, por no mencionar el debate de altura que sostuvieron Umberto Eco y Carlo Maria Martini... Al final y con un suspiro, acepta la obscura realidad: existe una gran disparidad de nivel entre los dos países, porque ni el cardenal Rouco es el cardenal Martini ni Savater o Goytisolo son Eco. Me queda claro que en México no existen Martinis, pero esperaba encontrar a los Ecos en Letras Libres. Creo que esta vez se quedaron cortos.

Los saludo, felicito y agradezco su atención.’

G. G. Jolly

(1) Porquería, un blog de Guillermo J. Fadanelli
(2) Apócrifos de Zagal
(3) Página de Fernando Savater

1 comentario:

Abraham Siloé R. dijo...

Hola!!!

Pues qué padre, yo también estuve emocionado por aquel numero de Letras Libres y disfruté de sus textos, sin embargo, compartí el mismo sentimiento que tu expresaste muy bien en tu comentario. Qué gusto que te lo hayan publicado!!

Muchos saludos!!!!