El ‘Día de Días’, LXV aniversario
Dedicado a mi amigo Brian Guy, de la 246ª compañía de campo, Ingenieros Reales, Ejército Británico.
El 6 de junio de 1944 se llevó a cabo, sobre las aguas y los cielos del Canal de la Mancha y en las playas de Normandía, Francia, no sólo la invasión anfibia más grande de la historia (con 7,000 embarcaciones de todos los tamaños, 11,590 aviones y casi millón y medio de hombres), sino que se concretó, por fin, la ‘Gran Cruzada’ contra la Alemania Nazi y su legado.
Por ello, en este ‘Día de Días’, humildemente agacho la cabeza en reverencia, acongojado y con el pecho enchido de orgullo, ante los veteranos aún vivos y ante todos quienes tomaron parte en aquella empresa, muy especialmente los que rindieron sus vidas a las playas o los setos normandos.
A continuación, tres frases que resumen el espíritu de lo que quiero compartirles:
‘Soldados, marinos y aviadores de la Fuerza Expedicionaria Aliada:
Están a punto de emprender una Gran Cruzada, para la que nos hemos preparado por muchos meses. Los ojos del mundo están sobre ustedes. Las esperanzas y oraciones de todos los pueblos amantes de la libertad marchan junto a ustedes. Acompañados por nuestros valerosos aliados y hermanos en armas en otros frentes, ustedes han de provocar la destrucción de la maquinaria de guerra alemana, la eliminación de la tiranía nazi de Europa y la seguridad para nosotros mismos y para el mundo. Su tarea no será fácil. Su enemigo está bien entrenado, bien equipado y endurecido en muchas batallas. Peleará fieramente. […] ¡Pero la fortuna ha cambiado! ¡Ahora marchan juntos los hombres libres del mundo hacia la Victoria! Tengo plena confianza en su valor, devoción al deber y habilidad en combate. ¡No aceptaremos nada menos que la Victoria absoluta! ¡Buena suerte! Y encomendémonos a Dios todopoderoso, para que bendiga esta grande y noble empresa.’Comandante Supremo, Fuerza Expedicionaria Aliada.
6 de junio de 1944.
‘Si alguna vez un Ejército hubo peleado por una causa justa, nosotros lo hicimos. No ambicionábamos el país de nadie; no deseábamos imponer ninguna forma de gobierno sobre ninguna nación. Nosotros peleamos por lo puro, lo decente, las cosas libres de la vida; por el derecho de vivir nuestras vidas a nuestra propia manera, y para que otros pudieran vivirla conforme a la suya; para adorar a Dios en la fe que deseemos; para ser libres en cuerpo y mente; y para que nuestros hijos y sus hijos sean libres.’
¡Gracias a todos los 10 mil valientes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Francia y Polonia (y a las decenas de miles más que les siguieron), por haber dado su presente a cambio del futuro ajeno, nuestro presente!
G. G. Jolly
6 comentarios:
Hermoso y merecido homenaje!
Me conmueve tu optimismo. Yo lo que veo es que la "tiranía" Nazi, perdida la guerra y todo, no obstante domina sin crítica ni queja nuestro panorama. Si algo nos enseñaron las grandes guerras del siglo pasado es aquello de que las ideas son "bullet-proof". Hoy el ambiente Nazi domina el Orbe: hemos hecho de su ingeniería racial, de la razón instrumental puesta en contra de la vida, lo más cotidiano: hemos domesticado esa muerte hasta hacerla indolora...
Quiero volver a platicar contigo. ¿Cuándo vienes a casa y fumamos en nuestras pipas y bebemos vino?
Hermano, un abrazo.
Podría asegurar que Eisenhower hizo con esas palabras, que los amedrentados cimentaran súbitamente la convicción en el triunfo. Joseph Slim, -a mi juicio- expone una justificación tan conmovedora sobre la guerra, que le otorga mérito, por tratarse de un asunto tan delicado.
Juan Manuel:
Te entiendo y no te entiendo... ¿el ambiente Nazi? ¿Las ideas 'bullet-proof'? ¿Te refieres a la 'dictadura del relativismo', al cientifismo que atenta contra la vida humana, a la indiferencia que destruye los lazos humanos y a los humanos, abandonados junto a su reflejo en la orilla del río?
Diana:
Creo que tienes razón. Bajándole el tono un poco a los párrafos de Eisenhower y Slim, tienen razón. Yo siempre he creído firmemente que la II Guerra Mundial es de los momentos históricos que se presta menos a los grises morales y contextuales (de los que soy igualmente partidario). Para mí, en este caso, sí hay blancos y negros, buenos y malos. Para mí no vale lo mismo el 'peleó por su país' de un veterano aliado (incluso soviético) que el de un alemán o un japonés. No hay crímenes equivalentes. Dresde no equivale Auschwitz. Incluso Hiroshima no es Nankín.
Gracias a todos por comentar.
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