viernes, diciembre 09, 2011

Händel, el anarquista

Independientemente de la crítica trillada (mas no por eso menos atinada) del problema teológico y filosósfico sobre cristianismo y poder, la Navidad de 2011 me invita a y me exige a repetir ciertas verdades de perogrullo.

En primer lugar, habrá que recordar qué significa en verdad la Navidad, cuál es la razón de asuetos, cenas, compras, regalos y abrazos. Vayamos, pues, a las fuentes:

For unto us a Child is born, unto us a Son is given, and the government shall be upon His shoulder: and His name shall be callèd Wonderful, Counsellor, the Mighty God, the Everlasting Father, the Prince of Peace.



Porque nos ha nacido un niño, un hijo nos ha sido dado. Estará el señorío sobre su hombro, y su Nombre será llamado: Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre, Príncipe de la Paz. [Is IX, 5]

Sí, ¡porque nos ha nacido un niño, un bebé de carne y hueso, que señala el inicio del fin definitivo de la Humanidad! Toda la paz de la humildad, la debilidad, la ternura, la inocencia, que sólo un recién nacido puede traer: así es como acaece la victoria definitiva sobre el mal, el poder corrompido, la guerra y la injusticia. Ésa es la única vía. Y por ello, ese Niño es llamado Príncipe de la Paz: porque es manso, sencillo, amable, dulce, no busca nada para sí y no tiene nada a qué llamar propio. Porque ésa es la paz bíblica: no sólo la ausencia de guerra, sino el imperio de la solidaridad, la justicia, la caridad y la gratuidad.

Hoy, en cambio, resulta que hasta Fidel Castro (el mismo que, en 1962, incitó a Jrúshchiov a llenar Cuba de misiles...) advierte al mundo contra la guerra nuclear, dado el inminente peligro de que Israel y/o EE. UU. ataquen al integrista Irán una vez que se confirme su largamente sospechado desarrollo de armas nucleares, y puesto que Rusia ha enfríado sus relaciones con Estados Unidos, Europa y la OTAN como nunca desde 1989...

Lo cual me hace cuestionar, con el Salmista y con Händel:

Why do the nations so furiously rage together?
[and] why do the people imagine a vain thing?
The kings of the earth rise up, and the rulers take consel together against the Lord,
and against His Anointed.



¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos conspiran en vano?
Los reyes de la tierra se sublevan,
los príncipes a una se alían
en contra del Señor y de su Ungido. [Sal II, 1-2]

¿Por qué empeñarse, pues, en la misma manera de pensar y hacer las cosas de siempre? ¿Qué no fue suficiente el siglo XX con sus horrores y calamidades? ¿Por qué las naciones se sublevan contra un Orden mayor, que toda persona de buena voluntad anhela y que cualquier Hombre sensato conoce? ¿Por qué rebelarse contra la civilización del amor, el Reino de Dios, el Shalom bíblico? ¿No es una mejor opción que mantener todo como está, a pesar de que resulta obvio que hemos fracasado incluso como especie (con 2/3 partes de la Humanidad malviviendo en la pobreza, a punto de destruir al planeta), por no mencionar la vergüenza que somos como familia humana?

Tan sencillo: porque el poder y el falso saber (la seguridad que por naturaleza busca todo ser) sólo pueden afirmarse a sí mismos: no admiten nada mayor que ellos y subsisten por sobre todo lo demás. La precariedad de la gracia, en cambio, corroe desde sus cimientos todas sus pretensiones, y por ello le oponen resistencia. Mas el Niño del pesebre, con su yugo suave y carga ligera, ha venido a anunciar la abolición de la mentira y el derrocamiento del poder idolátrico:

Let us break their bonds asunder, and cast away their yokes from us.



Rompamos sus cadenas,
sacudámonos sus riendas. (Sal II, 3)

Y si Dios mismo incita la rebelión y fomenta la subversión del status quo es porque el ídolo del poder requiere todo el culto para sí y exige víctimas. Mas no puede haber dos Dioses. El Señor de los ejércitos celestiales, no obstante, lo ha vencido ya, revirtiendo su jugada: desde la pobreza del portal de Belén y la fragilidad del pesebre. Por eso, la victoria está de antemano asegurada y las consecuencias advertidas:

He that dwelleth in heaven shall laugh them to scorn;
the Lord shall have them in derision.


Thou shalt break them with a rod of iron;
Thou shalt dash them in pieces like a potter's vessel.




El que habita en el Cielo se ríe,
el Señor se burla de ellos.

Los machacarás, Señor, con cetro de hierro,
los pulverizarás, oh Dios, como vasija de barro. (Sal II, 4.9)

¿Y qué nos sorprenden las amenazas y las duras palabras, si ya lo había dicho por boca de sus profetas y en el momento mismo de hacerse carne en el vientre de una muchacha?

Every valley shall be exalted, and every mountain and hill made low;
the crooked straight, and the rough places plain.




Todo valle será elevado, y todo monte y cerro rebajado;
volveráse lo escabroso, llano; y las breñas, planicie. (Is XL, 4)

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. (Lc I, 51-53)

Y eso será cuanto ha de acarrear el haber claudicado ante Mammon y haber entronizado las maneras de hacer las cosas según el mundo: como los cristianos con belenes de plata, cenas pantagruélicas y gastos millonarios para celebrar el nacimiento, en pobreza extrema, de Aquel que ha venido a reinar sobre reyes y establecer un Reino donde ya no mueran unos de inanición y otros de obesidad:

Hallelujah! for the Lord God omnipotent reigneth.
The kingdom of this world is become the kingdom of our Lord, and of His Christ: and He shall reign for ever and ever.

King of Kings, and Lord of Lords!
Hallelujah!




¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso!
Ha llegado el reinado sobre el mundo de nuestro Señor y su Cristo;
y reinará por los siglos de los siglos.

¡Rey de reyes y Señor de señores!
¡Aleluya! (Ap XIX, 6; XI, 15; XIX, 16)

G. G. Jolly

1 comentario:

Ana Muela Sopeña dijo...

Qué interesante post.

Gracias

Un saludo
Ana