domingo, julio 01, 2007

Tres sacerdotes infames

En esta ocasión, quiero presentar el caso de tres sacerdotes particularmente infames.(*)


Pbro. Athanase Seromba (1963-). El padre Seromba era el titular de una parroquia en Nyange, en la provincia de Kibuye de Ruanda occidental. Durante el atroz genocidio de ese país, en el que perecieron entre 800,000 y 1’000,000 de personas, en 1994, alrededor de 2,000 refugiados (incluyendo ancianos, mujeres y niños) de la etnia tutsi (perseguidos por la etnia hutu) buscaron refugio en la iglesia de Nyange. Seromba, un hutu fanático, autorizó a la milicia hutu que utilizara bulldozers y derrumbar su propio templo con los refugiados dentro. Una vez hecho esto, ordenó a los milicianos eliminar a toda persona aún con vida entre los escombros, con balas o machetes. Tras esconderse en Europa usando un nombre falso, se entregó al Tribunal Criminal Internacional para Ruanda en 2002, aunque se declaró inocente de los cargos de genocidio, complicidad en un genocidio, conspiración para cometer genocidio y exterminación y crímenes contra la humanidad. Tras dos años de juicio, fue hallado culpable y sentenciado a 15 años de prisión.

Pbro. John Geoghan (1935-2003). Graduado del Seminario Cardenal O’Connell de la Arquidiócesis de Boston y ordenado sacerdote en 1962, durante 30 años de servicio como sacerdote en seis parroquias distintas, se le acusó de haber abusado sexualmente de más de 130 menores de edad. Finalmente, fue sujeto a tratamiento psiquiátrico y psicoanálitico especial y, más tarde, destinado a un hogar para sacerdotes jubilados. En 1991, a Geoghan se le imputaron cargos de amedrentación, de los que fue hallado culpable en 2002, por lo que se le sentenció a entre nueve y diez años de prisión. Además, en 1998 concluyó un juicio canónico en su contra, que le removió sus órdenes sagradas y lo retornó al estado laico. El 23 de agosto de 2003, John Geoghan fue extrangulado por otro interno en el Centro Correccional de Sousa-Baranowski, en Shirley, Massachussets.

El caso de Geoghan formó parte importante del escándalo que azotó a la Arquidiócesis de Boston en 2001. Hay evidencias de que las autoridades eclesiásticas, enteradas de las quejas por abuso sexual a manos de algunos sacerdotes, encubrieron el asunto y los transfirieron de parroquia en parroquia, ayudando así a que el número de víctimas creciera. Esto llevó a la ignominiosa renuncia del titular de la arquidiócesis, Francis Bernard Cardenal Law, y a una serie de batallas legales y millonarios acuerdos con más de 542 personas afectadas, 86 de las cuales sufrieron abusos sexuales de John Geoghan.

Monseñor Jozef Tiso (1887-1947). Nacido en Veľká Bytč, en la actual Eslovaquia, estudió teología en Viena y fungió como capellán militar del Ejército Austro-Húngaro en la I Guerra Mundial. Más tarde, fue director del Seminario Teológico y profesor en una secundaria, ambos en el pueblo de Nitra. Entre 1921 y 1924 fue maestro y secretario del obispo rector en el Seminario de la Divinidad, también en Nitra, hasta que se volvió párroco de Bánovce nad Bebravou.

De forma paralela a su ministerio eclesiástico, Tiso estaba inmerso en el Partido Popular Eslovaco, fundado como agrupación católica en 1913 por el padre Andrej Hlinka (1864-1938), de corte altamente nacionalista, autoritario y antisemita. A la muerte de éste, monseñor Tiso se convirtió en el líder de facto del partido, y luego líder oficial, el 1º de octubre de 1939. Ya antes había ocupado una curul en el parlamento de Praga (1925-1939) e incluso varias carteras en el gobierno checoslovaco: Ministro para la Salud y los Deportes (1927-1929) y Ministro para Asuntos Eslovacos (1938). Sin embargo, es el papel crucial que jugó en el drama que destruyó al Estado Checoslovaco en 1938 y 1939 y posteriormente como primer ministro (1939) y presidente de la I República Eslovaca (1939-1945), el que le granjeó un lugar infame en la Historia.(1)

Monseñor Tiso y su primer ministro, el también devoto católico Vojtech Tuka (1880-1946), encabezaron un gobierno fascista, por completo servil a los intereses de la Alemania Nazi. El mismo Tiso, líder absoluto de los eslovacos, adoptó el título de Vodca (‘líder’ en eslovaco; similar al Führer alemán, Duce italiano y Caudillo español), en 1942, y al tanto que ejercía sus regulares deberes sacramentales en la parroquia de Bánovce nad Bebravou, fue directamente responsable de la deportación a territorio alemán de 58,000 judíos eslovacos, la mayoría de los cuales murió a causa de trabajos forzados o asesinada en Auschwitz-Birkenau.

En abril de 1945, cuando el Ejército Rojo conquistó los últimos remanentes de Eslovaquia, el presidente Tiso fue derrocado y capturado. Dos años después, la Corte Nacional lo encontró culpable de ‘traición interna, traición al Levantamiento Nacional Eslovaco y colaboración con los nazis’. Fue ahorcado el 18 de abril de 1947.

G. G. Jolly

(1) v.
Historia de Eslovaquia.

(*) Advertencia: Creo que todos los católicos, en mayor o menor medida, guardamos cierto respeto, incluso cariño, por el clero, ya sea secular o religioso: diáconos, presbíteros y obispos. Y claro que debería de ser así. La jerarquía de la Iglesia se basa en la sucesión apostólica y las potestades que ésta otorga a quienes les son conferidas las órdenes sagradas, sin los cuales la vida sacramental sería imposible. Sin embargo, existe también la generalizada tendencia, tanto de laicos como del mismo clero, a tener un concepto demasiado idealizado o plenamente falso de lo que significa, en realidad, la vida como un Cristo-sacerdote. Durante muchos siglos, incluso, la comunidad eclesial ha padecido de un fortísimo clericalismo que ha inflado el ego de los ministros ordenados, así como ha deformado el verdadero papel de los laicos como cristianos. Son más que visibles ciertas formas eclesiales demasiado jerárquicas, verticales, autoritarias y, sobre todo, clericales, aun hoy, 40 años después de la clausura del Concilio Vaticano II, que destruyó las falsas barreras y dignidades que separaban la misión de los cristianos laicos y los consagrados. Por desgracia, aún es muy común toparse con miembros del clero que se sienten ‘especiales’ o ‘superiores’ a los demás bautizados, al igual que con laicos que idealizan o idolatran al clero: ‘¡Háblale de “usted” al padre’; ‘¡El excelentísimo señor obispo!’, etcétera. Y no digo que no existan ciertas dignidades que requieren respeto ni que no haya sacerdotes admirables merecedores de elogios (¡muy al contrario!). Tampoco niego el llamado a la santidad al que son requeridos los presbíteros, diáconos y obispos (¡al igual que todos los cristianos bautizados!). No obstante, una ingenua idealización del clero, al enfrentarse cara a cara con la realidad de la Iglesia pecadora (y, por tanto, de un clero igualmente pecador), suscita desilusiones, dolor, desesperanza y hasta apostasía. Un hombre no se vuelve santo nada más porque recibe las órdenes sagradas. Más bien, es un hombre que, en palaras de San Ignacio de Loyola, a pesar de saberse pecador, se sabe, a la vez, llamado por Dios, con sus cualidades y defectos, a Su servicio. Bien lo sabemos: ‘de todo hay en la viña del Señor’. El Pueblo de Dios está conformado, en su totalidad, por seres humanos pecadores; si bien unos lo son más que otros, claro está. Podemos ver cómo el mismo Jesús convocó a sus doce primeros discípulos aun a sabiendas de que uno lo traicionaría, otro lo negaría, alguno más dudaría de Él y que el resto huiría y lo abandonaría en su peor hora. Y así, a lo largo de la larga historia de esta comunidad bimilenaria, veremos que cristianos bautizados son asesinos, ladrones, violadores y mentirosos, desde el más despreciable de los narcotraficantes y secuestradores hasta los cardenales, obispos y papas más corruptos.

15 comentarios:

Deux ex machina dijo...

Terrible para la iglesia que entre sus filas se encuentre gente asi, terrible para la humanidad mas que nada. Es un lastima tambien que se haya matado mas gente por la religion catolica en la historia que por otras religiones, con esto no la hace mas importante que las otras solo creoq ue refleja el poder de propaganda del cuerpo religioso catolico.

saludos de un terrible soldado de cristo

joseph dijo...

No nos olvidemos del ex-arzobispo Milingo

Ululatus sapiens dijo...

Gracias a ambos por sus comentarios.

'Es un lastima tambien que se haya matado mas gente por la religion catolica en la historia que por otras religiones'.

¿Podrías citar alguna fuente para esto? Me parece una generalización arbitraria y absurda, pues, en primera, es muy difícil contabilizar el total de muertes causados, directamente, por la Iglesia como institución y por motivaciones religiosas, y no de individuos actuando por cuenta propia, como el padre Seromba. Las guerras supuestamente religiosas no las cuento, pues sus causas nunca fueron 100% religiosas, ni siquiera compatibles con la doctrina cristiana.

En dado caso, habría que contar igualmente las guerras de expansión del Islam, las guerras que llevaron al establecimiento del Estado de Israel y, ¿por qué no, La II Guerra Mundial y la guerra a muerte entre las religiones ateas, nazismo y comunismo?

¡Saludos!

Ululatus sapiens dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
joseph dijo...

¡Hombre!

¿Y que hay de nuestros hermanos en la fe que han sido aniquilados por estúpidas causas políticas?


- Nuestros hermanos armenios fueron literalmente borrados de la historia por un capricho turco, ¿alguien los recuerda?

- Los mártires cristeros: Fuera de la esfera clerical ¿realmente hay alquien que los recuerde?, La historia oficial (S.E.P.) se encargó de suprimirlos y el yunque de usar su sangre como capital político.

- Millones de cristianos Búlgaros, Lituanos y Polacos que fueron masacrados en las cámaras de gases. Mismos que, por cierto, murieron en igual cantidad si se les compara con nuestros primos-hermanos judíos.

- Nuestros hermanos cristianos-árabes que hoy mueren por el asedio israelí en cisjordania.

- Nuestros hermanos cristianos que son perseguidos sin razón en Líbano, la República Democrática del Congo y Timor Oriental.

En último termino me parece que hay mas razones concernientes a la masacre y la persecusión auspiciada por grupos políticos para lamentarnos.

Sea.

Deux ex machina dijo...

Basta recordar la edad media en donde se erradico con malleus maleficarum en mano a millones de mujeres principalmente y a todo aquel que por sospecha o sin ella y a "capricho" de kien poseyera el martillo, era justiciado con pompa y circunstancia en nombre de Dios.

La religion es ideologia sistematizada, kien no entra en ese sistema, segun las diversas visiones es infiel, ateo, pagano, satanista entre muchas mas. Por esa idea de "la palabra de Dios" niños estallan en medio oriente, niños son abusados por "Hombres de Dios", soldados de naciones oderosas le rezan a Dios para poder pisar con su bota invasora paises tercermundistas....

La cuestion no es de fuentes ni numeros, sino de acciones, las acciones que muchos han hecho en nombre de Dios o mejor dicho, por la idea de Dios son erroneas por causa y por origen. La religion catolica es la unica que nos ofrece la salvacion a travez del sufrimiento, del miedo, del sometimiento y la culpa. Si vemos alrededor, estamos inundados de esas emociones por todos lados, sociedad y medios y como la influencia de la iglesia es importante en todo el mundo pues creo que tiene algo que ver.

No he notado que budistas maten gente en nombre de su religion, o induistas, o maestros zen. Creo que las ideologias no son para todos, algunos se salvaran y otros no i la iglesia no puede hacer nada para evitarlo, creo que educa mal a sus seguidores y una mala educacion tiene impacto en la sociedad.

"Las ideologias nos separan, los sueños y las angustias nos unen"
Eugene Ionescus

Deux ex machina dijo...

por cierto, sabes de kien ese ese cuadro que tienes de encabezado en tu blog?

sabes porke da la espalda el personaje?

sabes porke todos sus personajes dan la espalda?

eso es lo bueno del arte, no hace daño, nadie mata por una idea del arte, genera cosas que no existen, y algunos dicen que Dios les dicta lo que tiene que hacer y/o mostrar, todo, sin derramar sangre en su nombre, incluso muchos, como yo, lo negamos pero lo sentimos dentro, en el aire, en el color, en la forma, en un acorde y eso no se puede compartir en masa, es una experiencia individual, fluida, no necesito intermedierios para alcanzarlo, somos solo el y yo.

Los mensajes del arte y de los grandes artistas son mas poderosos que los de un sujeto en sotana que solo nos muestra a vivir con miedo.

Y no atako a la religion, pero siempre eligire la expresion del interior que da el arte a la represalia exterior del sistema

saludos y pase por su disco de glass que acabo de subir, espero y no lo tenga para que sea mas grata la sorpresa

Cristian dijo...

Amén a la advertencia que dejas... sobre lo otro, creo que la lista podría seguir, y no es necesario mas. Bendiciones.

Ululatus sapiens dijo...

Machina:

No estoy de acuerdo con nada de lo que dices, que, por una parte, me parece nada más un largo listado de lugares comunes jacobinos y que, por otra, no invita a ninguna discusión seria...

Y el arte también tiene sus fanáticos... ¿Los castratti del barroco no son acaso un atropello de los derechos humanos en aras del arte por el arte?

¡Saludos!

¡Gracias, Cristian! ¡Tú sí que sabes poner los puntos sobre las íes, más aún siendo un cura humano! ;)

German Petersen C. dijo...

Gabriel:

Me pareció interesante esta última entrada que tienes la bondad de compartirnos y realizo a continuación algunas observaciones respecto al tema abordado.

Para tal efecto me permito no concentrarme en casos aislados (como los que, y con el afán de ejemplificar, tú expresas) sino en una abstracción mayor: los pecados individuales de miembros del clero y los pecados estrucuturales de la Iglesia con el consecuente escándalo mediático.

Y sobre este punto creo que en tu mismo texto está la clave para entenderlo: "no obstante, una ingenua idealización del clero, al enfrentarse cara a cara con la realidad de la Iglesia pecadora (y, por tanto, de un clero igualmente pecador), suscita desilusiones, dolor, desesperanza y hasta apostasía".

Que en la Iglesia exista el pecado no debe ser cuestión que nos sorprenda puesto que es una institución conformada por seres humanos con fragilidades y que pueden -y suelen- caer. Sin embargo, la Iglesia no solamente se ha abstenido de reconocerse como pecadora sino que ha generado una imagen pública de pureza y santería que en numerosas ocasiones no coincide con la realidad. Cuando ocurre este rompimiento -y que llega a darse en forma mayúscula- entre el discurso y la realidad se genera automáticamente gran polémica en torno a lo sucedido.

Encontrar la solución al problema no resulta complicado: que la Iglesia se acepte como verdaderamente humana, es decir, con fragilidades y fortalezas, errores y aciertos, buenos y malos.

Gracias.

Anónimo dijo...

En estos días en Argentina estan enjuiciando a un cura llamado Von Wernich, el muy santo "visitaba" a los detenidos ilegalmente en la dictadura de los años ´70, y no justamente para llevar la palabra de Dios, sino más bien para satisfacer sus más bajos instintos, según se esta ventilando en el juicio (que es oral y público) presenciaba con mucho gusto las torturas a las que eran sometidos los detenidos. ABERRANTE y es poco decir.

Gracias

Ululatus sapiens dijo...

Carmen:

Leí la noticia y enseguida pensé en incluirlo en mi lista. Era ya demasiado tarde, no obstante.

Me falta una lista de tres sacerdotes ejemplares, pues ya suficiente publicidad le dan los medios a estos hombres infames, mientras que los santos y justos(la mayoría) son anónimos.

Anónimo dijo...

Soy Catolico porque creo en Jesús amigo, compañero y hermano. La Iglesia me a enseñado eso. Es verdad que hemos pasado por errores macabros, pero no porque existan curas pedofilos voy a dejar de seguir a Dios. Cristo predicaba el Amor. Dejar de seguirlo porque miembros de mi Iglesia cometen atrocidades?? AL REVÉZ¡¡, eso en vez de llamarme a dejar de serlo, me llama a amar más y a ser humilde con la complicada historia de dolor que tenemos los Catolicos.
Un abrazo :)
jemba21.blogspot.com

Anónimo dijo...

Tendrías que conocer toda la historia de Eslovaquia y toda la historia del Monseñor para poder hablar de él.





D.V.Plechatý

Ululatus sapiens dijo...

Admito que no conozco bien la historia de Eslovaquia, pero sí bastante bien la de la Iglesia y la del Holocausto... y algo me ayudan para formarme un juicio.

Pero, ¿por qué no mejor me ilustra, pues, señor Plechatý?