martes, abril 01, 2008

Motivos del filósofo aullador original

Con esta entrada, su humilde filósofo alcanza su centésimo aullido en este espacio y cumple dos años de ulular. Muchas gracias a todos mis lectores y contribuyentes. Les dejo, pues, unas citas de E. M. Cioran, el escritor cuya frase escogí como epígrafe y leitmotiv de este blog.
‘No es el conocimiento lo que nos acerca a los santos, sino el despertar de las lágrimas que duermen en lo más profundo de nosotros mismos. Entonces únicamente, a través de ellas, tenemos acceso al conocimiento y comprendemos cómo se puede llegar a ser santo después de haber sido hombre.’

‘Por el beso culpable de una santa, aceptaría yo la peste como una bendición.’

‘Hubo una época en que los hombres podían dirigirse en cualquier momento a un Dios acogedor que enterraba en su Nada los suspiros humanos. Hoy nos hallamos desconsolados por no tener a quién confesar nuestros tormentos. ¿Cómo dudar de que antaño este mundo haya estado en Dios? La Historia se divide en un antaño en el que los hombres se sentían atraídos por el vacío vibrante de la Divinidad y un hoy en el que la nimiedad del mundo carece de aliento divino.’

‘En el Juicio Final sólo se pesarán las lágrimas.’

‘“No puedo diferenciar las lágrimas de la música” (Nietzsche). Quien no comprende esto instantáneamente, no ha vivido nunca en la intimidad de la música. Toda verdadera música procede del llanto, puesto que ha nacido de la nostalgia del paraíso.’

‘Después de todo, podríamos habernos dispensado de la obsesión de la santidad. Cada uno de nosotros se hubiera dedicado a sus ocupaciones, soportando alegremente sus imperfecciones. La frecuentación de los santos engendra un tormento estéril, su compañía es un veneno cuya virulencia crece a medida que aumenta nuestra soledad. ¿No nos han corrompido acaso mostrándonos mediante el ejemplo que los infortunios tenían una finalidad? Nosotros estábamos acostumbrados a sufrir sin objetivo, fascinados por la inutilidad de nuestros dolores, felices de contemplarnos en nuestras propias heridas.’

‘El órgano expresa el estremecimiento interior de Dios. Comulgando con sus vibraciones nos autodivinizamos, nos desvanecemos en Él.’

‘Job, lamentaciones cósmicas y sauces llorones… Llagas abiertas de la naturaleza y del alma… Y el corazón humano —llaga abierta de Dios.’

‘¿Lograré un día no citar más que a Dios? Ni los hombres, ni siquiera los santos, tienen nombre. Sólo Dios lo posee. Pero, ¿qué sabemos nosotros de Él, sino que es una desesperación que comienza donde acaban todas las demás?’

‘Las enfermedades han acercado el cielo y la tierra. Sin ellas se hubieran ignorado mutuamente. La necesidad de consuelo ha superado a la enfermedad, y en la intersección del cielo con la tierra ha dado origen a la santidad.’

‘El límite de cada dolor es un dolor aún mayor.’

‘La muerte objetiva, exterior, para un Rilke, no significa nada. Para Novalis tampoco. Pero después de todo, ¿existe algún poeta que haya muerto una sola vez?

‘Soy como un Anteo de la desesperación. La mía aumenta tras cada contacto con la tierra. ¡Ah, si pudiera dormirme en Dios a fin de morir para mí mismo!
El único olvido verdadero es el sueño en la Divinidad.’

‘Sólo creemos en Dios para evitar el torturador monólogo de la soledad. ¿A quién, si no, dirigirse? Al parecer, Él acepta de buena gana el diálogo y no nos guarda rencor por haberle escogido como pretexto teatral de nuestros abatimientos.’

‘Cuando hemos aniquilado el mundo y nos quedamos solos, orgullosos de nuestra hazaña, Dios, rival de la Nada, aparece como una última tentación.’

‘Con el Renacimiento comienza el eclipse de la resignación. De ahí la aureola trágica del hombre moderno. Los antiguos aceptaban su destino. Ningún moderno se ha rebajado a esa concesión. El desprecio del destino nos es igualmente ajeno, dado que carecemos demasiado e sabiduría para no amarlo con una pasión dolorosa.’

‘¿Poseeré la suficiente música dentro de mí como para no desaparecer jamás? Hay adagios tras los que no puede uno ya pudrirse.’

‘El vino ha hecho más por acercar los hombres a Dios que la teología. Hace tiempo que los borrachos tristes —¿y los hay que no lo sean?— han superado a los eremitas.’

‘¿Por qué los santos escriben tan bien? ¿Es únicamente porque están inspirados? Lo cierto es que poseen un estilo particular cada vez que describen a Dios. Les resulta fácil escribir estando como están a la escucha de los susurros divinos. Sus obras poseen una sencillez sobrehumana, pero como en ellas no tratan del mundo, no pueden considerarse escritores. No les reconocemos como tales pues no nos hablamos en ellos.’

Creer en la filosofía es un signo de buena salud. Lo que no lo es, es ponerse a pensar.’

E. M. Cioran (1911-1995)

1 comentario:

Ana Muela Sopeña dijo...

Me encanta Cioran.

Muy buenas citas.

Saludos
Ana