Más sobre los pobres, en el día de San Vicente
Mañana, 27 de septiembre, la Iglesia celebra al patrono de la caridad y uno de los testigos más grandes de la historia cristiana: Vicente de Paúl, fundador de los lazaristas y las hijas de la caridad, a quienes agradezco su ejemplo y dedico esta entrada, a propósito de los pobres.

Ya que Cristo quiso nacer pobre, eligió para discípulos a unos pobres convirtiéndose él mismo en servidor de los pobres y adoptando su misma condición, hasta el punto de que afirmó que el bien o el mal que se hiciere a los pobres
es como si se hiciere a él mismo. Y es que el Señor, al amar a los pobres, ama lógicamente a los que les aman; porque allí donde uno tiene algún íntimo, incluye también en el mismo cariño a aquellos que le están vinculados por lazos de amistad o de servicio. Por lo que también nosotros esperamos que, en atención de haber amado a los pobres, llegaremos a ser amados por Dios. Por consiguiente, al visitarles, esforcémonos en ser comprensivos para con los pobres necesitados, prodigándoles tanta compasión que nos adaptemos a la frase del Apóstol: “Me he hecho todo para ustedes”.

Nos esforzaremos, por lo tanto, en conmovernos hondamente ante los apuros y miserias del prójimo, rogando al Señor que infunda en nosotros el afecto de misericordia y de compasión, inundando con él nuestro corazón, sin permitir que decrezca.
Pero al servicio de los pobres habremos de darle preferencia total y lo prestaremos sin demora. Y, si al tiempo de la oración, hubiera que prestar medicamento o socorro a algún necesitado, acudamos a él sin alterarnos, ofreciendo al Señor la oportunidad de tal obra, cual si continuáramos en o
ración. No tienen por qué intranquilizarse con escrúpulo interior o conciencia de pecado, a causa de haber dejado la oración por atender el pobre. Dios en efecto no se siente abandonado, si de él nos apartamos a causa de él mismo, interrumpiendo en tal caso la obra de Dios, para realizar otra que no es menos de Dios.

Así, pues, cuando abandonen la oración para atender a algún pobre, recordarán que con ello prestan servicio al mismo Dios. Y es que la caridad está sobre cualquier otra clase de reglas, y a ellas debe ajustarse todo lo demás. Y, siendo ella la reina, habrá que hacer lo que ella mande. Prestemos, pues, con renovado cariño nuestro servicio a los pobres, tratando de localizar a los más abandonados, ya que nos han sido dados como dueños y patronos.’
San Vicente de Paúl (1581-1660), Epist. 2446.
1 comentario:
Ululatus:
Sigo con mucho interes todas estos escritos, que me llevan a un conocimiento mas profundo y comprometido con mi fe.
¡¡¡ y vaya que das en el blanco!!! no puedo uno quedarse igual...por eso, gracias. Dios te bendiga.
Publicar un comentario