lunes, octubre 01, 2007

‘El Dios de Jesús, un Dios de los pobres’ por Jon Sobrino, SJ

El Greco, Jesús cargando la cruz, 1580.

Según el Nuevo Testamento, Dios se ha manifestado definitivamente en Jesús, radicalizando, quebrando y plenificando sus manifestaciones previas en el Antiguo Testamento. Por ello el NT nos presenta a Jesús como el último y definitivo testigo tras una larga lista de ellos (Heb XI y XII). Quien sea ese Dios que se manifiesta a Jesús se deja traslucir de las nociones de Dios que Jesús expresa en su predicación, de experiencia personal y de su práctica confiada y obediente. Teóricamente es difícil armonizar todas las nociones de Dios que Jesús recibe, purifica y radicaliza desde el AT. Pero teniendo en cuenta que las tres cosas citadas se pueden sistematizar al Dios de Jesús diciendo que Dios es quien se acerca a su reino, que Dios es Padre y que el Padre es Dios. Si hay que dar una definición de contenido que reasuma los diversos contenidos de Dios, se puede decir que, para Jesús, Dios es un Dios de los pobres.

1. Como en el AT, Dios se manifiesta a Jesús a través de acciones históricas que son en parte realización de una promesa a los pobres y oprimidos y desencadenante de nuevas promesas. Para Jesús la gran acción de Dios es la cercanía del reino a los pobres; por ello Dios es ‘aquel que se acerca en su reino’ como buena noticia para los pobres.

El acercamiento de Dios es vida para los hombres, sobre todo para los pobres, oprimidos y quienes más están privados de vida (milagros, exorcismos); es proclamación de la dignidad de los hombres, sobre todo de los desclasados y sin dignidad (acercamiento de Jesús hacia ellos, comidas con pecadores y despreciados); es liberación de opresiones históricas en forma de denuncia y desenmascaramiento de la opresión, sobre todo de la que se realiza en nombre de Dios. Dios se acerca como el Dios de la vida, pero parcial y liberador. De ahí la correlación entre buena noticia y reino de Dios (Mc I, 15) y la correlación entre buena noticia y liberación de los pobres (Lc IV, 18-19). De esta forma recoge Jesús in actu, en su representación de Dios, las tradiciones del Éxodo y de los profetas.

El acercamiento de Dios es gratuito; no es logro del hombre, ni se acerca en correspondencia a los méritos de los hombres. Esa gratuidad la historia da forma eficaz presentando a Dios a la búsqueda de lo pequeño y perdido en este mundo, presentando a Dios como parcial hacia aquellos que aparentemente no tienen ningún título para exigir su venida, los pobres y pecadores. En ese gratuito, parcial y liberador acercamiento de Dios ve Jesús que Dios ha roto para siempre y definitivamente la simetría de ser posiblemente salvación o posiblemente condenación. Dios es salvación; su acercamiento es buena noticia.

2. El Dios que se acerca no es una fuerza impersonal, aunque buena, sino un alguien con quien se puede hablar y dialogar y en quien el hombre puede descansar. A ese Dios Jesús llama Padre y quiere que así le llamen los hombres.

En la metáfora de ‘padre’ Jesús recoge lo que en Dios hay de origen absoluto y por ello garante de sentido, y lo que hay de amor en ese origen, como fundamento último de la realidad. Pero cualifica ese amor. Además de ser un amor eficaz que desencadena la esperanza mesiánica del Éxodo, es un amor que, en lenguaje humano, debe ser descrito como infinita ternura. Es un amor condescendiente, que no asusta por su majestad, sino que se ofrece e impone por su invencible cercanía a lo pequeño y perdido de este mundo; de ahí que Jesús recoja la tradición veterotestamentaria del lenguaje de ‘esposo’, ‘madre’ y sancione para siempre el ‘abbá’ para dirigirse a Dios. Esa experiencia personal es la que Jesús transmite en sus parábolas, cuando afirma que es increíble e impensablemente Dios es como el padre del hijo pródigo. Y Jesús se alegra de que Dios sea así. Por ello salta también de júbilo cuando los pequeños han conocido el misterio de Dios (Mt XI, 25).

3. En ese Padre descansa Jesús, pero a la vez el Padre no le deja descansar. Dios se le ha manifestado a Jesús como Padre, pero el padre se le ha manifestado como Dios. Dios sigue siendo Dios, no hombre, y por eso distinto y mayor que todas las ideas y expectativas de los hombres.

En sus palabras Jesús reconoce a Dios como el creador, soberano, providente, incomprensible, para quien ‘todo es posible’ (Mt XIX, 26). Su diferencia con el hombre es abismal; éste sigue siendo ‘siervo inútil’ ante Dios (Lc VII, 7-10). Dios es además el Dios celoso del AT que no admite a ningún otro dios junto a sí, y pone al hombre la alternativa de adorar al verdadero Dios o la idolatría (‘no se puede servir a dos señores: a Dios y al dinero’, Mt VI, 24). Es el Dios denunciador y desenmascarador de cualquier falsificación y manipulación que los hombres hacen de él a través de tradiciones humanas, sobre todo religiosas (Mc VII, 8-13).

Esa trascendencia de Dios es la que Jesús va experimentando en su propia vida, y Dios se le va mostrando como el misterio inmanipulable. El Padre tiene una voluntad soberana e indeducible, ante la cual sólo queda obedecer, sean cuales fueren las renuncias, incluso a las cosas buenas de la creación. Dios es el absoluto e incondicionalmente exigente.

Mayor se le hace a Jesús el misterio de Dios cuando su voluntad concreta, aunque radical y costosa, no aparece ya en coherencia lógica con la causa del reino, que explicaría lo primero, sino más allá o humanamente contra esa lógica. Dios se le hace tentación a Jesús, cuando tiene que discernir sobre el verdadero poder salvífico; Dios se le hace enigma a Jesús, cuando se reserva absolutamente el día de la venida del reino que Jesús creía próximo; Dios se le hace novedoso y sorprendente a Jesús cuando comprende que la verdad del reino requiere del sufrimiento y la cruz; Dios se le hace escándalo a Jesús cuando en la cruz escucha el silencio de aquél a quien él llamaba Padre. Sin embargo, la palabra de Jesús ante Dios es ‘hágase tu voluntad’. Jesús aúna la confianza en el Padre con la obediencia a Dios. El Padre sigue siendo Dios y Jesús le deja ser Dios.

4. ¿Quién es Dios para Jesús? Dios es el Padre que se acerca en su reino para liberar a los pobres oprimidos y dar confianza a los pecadores; a través de ello quiere rehacer su creación viciada. Pero sigue siendo el misterio santo que, aun en su absoluta cercanía, sigue siendo más allá de los hombres. Lo típico de Jesús es haber concretado el misterio de Dios en dos puntos. a) Ese misterio es escandaloso para el hombre natural porque se ha acercado a y en lo pequeño y despreciado, ha subvertido las ideas que los hombres de hacen del misterio de Dios (poder, grandeza, dominación) y se ha sometido al poder histórico de las tinieblas. El Dios siempre mayor ha aparecido empequeñecido. b) Ese misterio ha dejado de ser misterio en un punto: el amor. Allá donde los hombres practican el verdadero amor y lo hacen como Jesús, amando a los históricamente privados de amor, han conocido y accedido a Dios (Mt XXV, 31-46); participan de la pasión de Dios por los pobres.

En Jesús hay una teología positiva porque afirma que Dios es Padre y se atreve a afirmar que la última realidad de la historia es el acercamiento salvífico de Dios a los pobres, el triunfo de la víctima sobre los verdugos. Pero hay también una teo-logía negativa al mantener que el Padre es Dios. En mantenerse fiel a ‘Dios-Padre’, como en la oración del huerto, Jesús va haciendo la experiencia de Dios y Dios se le va manifestando a Jesús.

Fragmento de: Jon Sobrino, SJ, ‘Dios (teología)’, en Casiano Floristán y Juan José Tamayo [editores], Conceptos fundamentales de cristianismo, Madrid, Trotta, 1993. pp. 304-306.

2 comentarios:

joseph dijo...

"La auténtica cima de mi vida está aún por llegar. Es el abismo del misterio de Dios, en que se precipita con la esperanza de ser acogido eternamente por su amor y su misericordia."

-Karl Rahner, S.J. meses antes de morir-

Efectivamente amigo!
Mañana vuelo a Manhattan y el sábado esteré viendo a la Netrebko en vivo (todavía no me la creo).

Que tal te trata el noviciado? si es un desierto?

Si todo sale bien estaré visitandolos del 15 al 22 de diciembre.

Son muchos posts de un solo "jalón", me daré tiempo para leerlos todos.

Saludos!

Anónimo dijo...

A pesar de que soy un gran critico de Sobrino, esta particular reflexión me pareció muy interesante. A ver si después comento algo.

Un Saludo!