¡Feliz Navidad 2006 y próspero año 2007!
A todos mis lectores les deseo que pasen unas bellísimas fiestas y que tengan un excelente año 2007. Y quisiera agregar algo más:
¿Qué significa la Navidad realmente?, ¿qué celebramos?, ¿por qué es una época de paz y de amor?, ¿por qué se dan regalos?
Conmemoramos el nacimiento de Jesús de Nazaret, Cristo, el Mesías… en Belén de Judá.
¿Qué significa la Navidad realmente?, ¿qué celebramos?, ¿por qué es una época de paz y de amor?, ¿por qué se dan regalos?
Conmemoramos el nacimiento de Jesús de Nazaret, Cristo, el Mesías… en Belén de Judá.
Pero, ¿qué nos dice aquello, que pudiese parecer tan trillado?
Dejemos que un experto y hombre de fe lo responda:
‘[La Navidad es el mayor ejemplo de que] la elección de lo humilde caracteriza la historia de Dios con el ser humano. Esta característica la vemos primeramente en el escenario de la actuación divina, la tierra, esa mota de polvo perdida en el universo; en que dentro de ella, Israel, un pueblo prácticamente sin poder, se convierte en el pilar de su historia; en que Nazareth, otro lugar completamente desconocido, se convierte en su patria; en que el hijo de Dios nace finalmente en Belén, fuera del pueblo, en un establo. Todo esto muestra una línea: Dios coloca su medida, el amor, frente al orgullo humano. Éste es en el fondo el núcleo, el contenido original de todos los pecados, es decir, el querer erigirse uno mismo en Dios. El amor, por el contrario, es algo que no se eleva, sino que desciende. El amor muestra que lo auténtico consiste precisamente en descender. Que llegamos a lo alto cuando bajamos, cuando nos volvemos sencillos, cuando nos inclinamos hacia los pobres, hacia los humildes’.(1)
¡Feliz Navidad 2006 y próspero año 2007!
(1) Joseph cardenal Ratzinger, Dios y el mundo. Creer y vivir en nuestra época, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2002. p. 200.
Dejemos que un experto y hombre de fe lo responda:
‘[La Navidad es el mayor ejemplo de que] la elección de lo humilde caracteriza la historia de Dios con el ser humano. Esta característica la vemos primeramente en el escenario de la actuación divina, la tierra, esa mota de polvo perdida en el universo; en que dentro de ella, Israel, un pueblo prácticamente sin poder, se convierte en el pilar de su historia; en que Nazareth, otro lugar completamente desconocido, se convierte en su patria; en que el hijo de Dios nace finalmente en Belén, fuera del pueblo, en un establo. Todo esto muestra una línea: Dios coloca su medida, el amor, frente al orgullo humano. Éste es en el fondo el núcleo, el contenido original de todos los pecados, es decir, el querer erigirse uno mismo en Dios. El amor, por el contrario, es algo que no se eleva, sino que desciende. El amor muestra que lo auténtico consiste precisamente en descender. Que llegamos a lo alto cuando bajamos, cuando nos volvemos sencillos, cuando nos inclinamos hacia los pobres, hacia los humildes’.(1)
¡Feliz Navidad 2006 y próspero año 2007!
G. G. Jolly
(1) Joseph cardenal Ratzinger, Dios y el mundo. Creer y vivir en nuestra época, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2002. p. 200.
2 comentarios:
Acabo de conocer tu blog. Felicitaciones por él!
Te deseo una muy santa Navidad y rezo por tu hermano fallecido.
Saludos en Cristo y María.
Gracias por tus deseos, Tamara. ¡Felices fiestas!
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