¿Existe Dios?
Marc Chagall, Laubhüttenfest, 1916.
‘Uno de los ilustrados, un hombre muy instruido, que había oído hablar de Berditschewer, fue un día a buscarlo para, como solían hacer, disputar con él y machacar sus obsoletas pruebas a favor de la verdad de su fe. Cuando entró en el aposento del Zaddik, lo vio pasear por la habitación con un libro en las manos y sumido en profunda meditación. Ni siquiera se dio cuenta de que había llegado alguien. Por fin lo miró de soslayo y le dijo: “Quizá sea verdad”. El hombre instruido trató en vano de conservar la serenidad: el Zaddik le parecía tan terrible, su frase tan sencilla le resultó tan tremenda, que le empezaron a temblar las piernas. El rabí Levi Jizchak se volvió totalmente hacia él y le dijo muy sereno: “Amigo mío, los grandes de la Torá, con los que has disputado, se han prodigado en palabras; y tú, cuando te ibas, te has echado a reír. No han podido ponerte a Dios ni a su Reino encima de la mesa. Pero piensa esto: quizá sea verdad”. El ilustrado movilizó todas sus fuerzas más íntimas para contrarrestar el ataque; pero aquel “quizá”, que de vez en cuando retumbaba en sus oídos, oponía resistencia.’
Martin Buber, citado por Joseph Ratzinger en su libro Introducción al cristianismo, Barcelona, Sígueme, 2005.
3 comentarios:
Oye, ¡qué ingenioso esto!
Pienso... así como se puede sembrar la duda se puede sembrar la fe...
Sigo pensando... aunque no alcance con la hipótesis de Dios para creer, aunque haya mucha distancia entre una hipótesis de Dios y la fe.
La diferencia entre la hipótesis de la existencia de Dios y la fe (supongo que) es el amor. El haber sido amado. El haber tenido ese encuentro que, muy a lo Don Giussani, expresó Benedicto XVI en "Deus caritas est":
No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.
(Introducción, 1)
Pero esto es irme por las ramas.
¡Qué ingenioso texto este que has puesto!
Gracias por tus comentarios, Juan.
Te recomiendo que leas cualquier libro de Martin Buber: ¡es simplemente maravilloso! Además, leyéndolo, puedes llegar a comprender aún mejor la teología de S. S., que es buberiano hasta la médula. :)
Primo... normalmente si soy de muchas palabras, pero solo puedo decir por el momento gracias, muchas gracias.
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