Cuando los sabios del Talmud se refieren simplemente al acto de rezar o al rezo, en realidad se refieren al rezo denominado Amidá (literalmente: ‘de pie’) o Shmoná Esré (literalmente: ‘dieciocho’). El primer nombre indica la postura obligatoria de quien pronuncia esta plegaria, y el segundo a las Dieciocho bendiciones que originalmente la conformaban. ¿Por qué originalmente? Porque en la época de Rabán Gamliel, en la ciudad de Iavne, y como una necesidad del momento debido a que los herejes acosaban a Israel para que abandonara su fe, se agregó la bendición contra ellos, la cual se incorporó a la plegaria y pasó a formar parte inseparable de la misma. Y a pesar de que ahora son diecinueve las bendiciones que la conforman, el nombre de la plegaria no fue modificado y continuó siendo la plegaria de las Dieciocho bendiciones, que se dividen del siguiente modo:
- Las tres primeras: bendiciones de alabanza
- Las tres últimas: bendiciones de agradecimiento
- Las trece intermedias: bendiciones pidiendo respuesta a necesidades comunitarias y personales.
Éstas son las diecinueve bendiciones de la plegaria:
1. Sobre los Patriarcas, Avot
Bendito eres Tú, El Eterno, nuestro Dios y Dios de nuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, el Dios grande, el poderoso y el temible, el Dios altísimo que prodiga buenos favores y que crea todo; recuerda las buenas acciones de los patriarcas y trae el redentor a los hijos de sus hijos, por Su Nombre, con amor. Rey que asiste, salva y escuda. Bendito Eres Tú, El Eterno, escudo de Abraham.
2. Sobre los Poderes divinos, Gevurot
Tú eres eternamente poderoso, mi Señor, el que resucita a los muertos eres Tú, abundantemente capaz de salvar. Sustenta a los vivos con tu bondad y resucita a los muertos con abundante merced. Sostiene a los caídos y cura a los enfermos. Libera a los cautivos y mantiene su fe en los que duermen en el polvo. ¿Quién es como Tú, Señor de proezas y quién es comparable a Ti?, Rey que da vida y da muerte y hace brotar la salvación. Y Fiel eres Tú para resucitar a los muertos. Bendito eres Tú, El Eterno, que resucitas a los muertos.
3. Sobre la santificación del Nombre, Kdushat Hashem
Tú eres Santo y Tu Nombre es Santo, y los santificados todos los días te alaban, por siempre, Bendito eres Tú, El Eterno, el Dios Santo.
4. Sobre el entendimiento, Biná
Tú otorgas al hombre conocimiento, y enseñas a los mortales entendimiento. Concédenos de Tu conocimiento, entendimiento y discernimiento. Bendito eres Tú, El Eterno, que concede el conocimiento.
5. Sobre el arrepentimiento, Teshuvá
Haznos retornar, nuestro padre, a Tu Torá y aproxímanos a nuestro Rey, a Tu servicio; y haznos volver en perfecto arrepentimiento ante Ti. Bendito eres Tú, El Eterno, el que desea el arrepentimiento.
6. Sobre el perdón, Slijá
Perdónanos, nuestro padre, porque erramos. Dispénsanos, nuestro Rey, porque pecamos, porque Tú dispensas y perdonas. Bendito eres Tú, El Eterno, que abundas en otorgar perdón.
7. Sobre la redención, Geulá
Observa nuestra aflicción, quita nuestra ofensa y redímenos rápidamente por la causa de Tu Nombre, porque un Redentor poderoso eres Tú. Bendito eres Tú, Redentor de Israel.
8. Sobre la curación, Refuá
Cúranos, El Eterno, y seremos curados; sálvanos, y seremos salvados, porque Tú eres nuestra alabanza; repara una completa curación para nuestras heridas, porque Tú eres Dios, Rey, curador fiel y compasivo. Bendito eres Tú, El Eterno, quien sana a los enfermos de Su pueblo Israel.
9. Sobre la bendición de los años, Birkat hashanim
Bendice, El Eterno, nuestro Dios, este año y todos los tipos de cosecha que haya en él, para bien. Y otorga bendición, (y otorga rocío y lluvia para una bendición) sobre la superficie de la tierra, y satisfácenos con Tu bondad, y bendice nuestro año como los mejores años. Bendito eres Tú, El Eterno, que bendices a los años.
10. Sobre la reunión de las diásporas, Kibutz galuiot
Haz sonar el Gran Shofar para nuestra liberación, y levanta la insignia para reunir nuestros exilios, y reúnenos juntos desde los cuatro extremos de la Tierra. Bendito eres Tú, El Eterno, que reúnes los dispersos de tu pueblo Israel.
11. Sobre la justicia, Din
Restaura nuestros jueces como en los primeros tiempos, y nuestros consejeros como en un principio; elimina de nosotros la aflicción y la congoja, y reina sobre nosotros, Tú, solo El Eterno, con misericordia y compasión; y sé justo con nosotros a través del juicio. Bendito eres Tú, El Eterno, el Rey que ama la justicia y el juicio.
12. Sobre la herejía, Birkat haminim
Y para los calumniadores que no haya esperanza; y toda la maldad de un instante desaparezca; y todos tus enemigos rápidamente sean exterminados, y los perversos rápidamente sean extirpados, destruidos, aniquilados y humillados, prontamente en nuestros días. Bendito eres Tú, El Eterno, que destruyes a los enemigos y humillas a los perversos.
13. Sobre los justos, Tzadikim
Sobre los justos, los piadosos y sobre los ancianos de Tu pueblo, la Casa de Israel, y sobre los remanentes de sus sabios; y sobre los conversos rectos y sobre nosotros, sea buena recompensa a todos los que confían en Tu Nombre, en verdad. Por nuestra parte junto a ellos, para siempre, y no nos avergonzaremos porque en Ti confiamos. Bendito eres Tú, El Eterno, sostén y fortaleza de los justos.
14. Sobre Jerusalén, Binián Ierushalaiam
Y para Jerusalén, Tu ciudad, que vuelvas con compasión y que habites dentro de ella, como dijiste. Y reconstrúyela prontamente en nuestros días como una estructura eterna; y el trono de David, rápidamente, dentro de ella, establece. Bendito eres Tú, El Eterno, el constructor de Jerusalén.
15. Sobre la Casa de David, Maljut Beit David
El retoño de David, Tu Sirviente, rápidamente haz brotar; y su gloria eleva a través de Tu salvación, porque Tu salvación esperamos todo el día. Bendito eres Tú, El Eterno, que haces brotar la gloria de la salvación.
16. Sobre la plegaria, Kabalat hatfilá
Escucha nuestra voz, El Eterno, nuestro Dios, piadoso y compasivo con nosotros, acepta con compasión y con favor nuestra plegaria, porque un Dios que escucha las oraciones y súplicas eres Tú. Y delante de Ti, nuestro Rey, no nos devuelvas con las manos vacías. Porque Tú escuchas la plegaria de Tu pueblo Israel con compasión. Bendito eres Tú, El Eterno, el que escucha la plegaria.
17. Sobre el Templo, Avodá
Sé favorable, El Eterno, nuestro Dios, hacia Tu pueblo Israel y sus oraciones; restaura el servicio sacerdotal a Tu Sagrada Casa. Y las ofrendas sacrificiales de Israel y sus oraciones, con amor, recibe con favor; y que sea siempre favorable el servicio de Israel, Tu pueblo. Permítenos ver con nuestros ojos Tu retorno a Sión, con misericordia. Bendito eres Tú, El Eterno, el que restaura Su presencia en Sión.
18. Agradecimiento, Hodaá
Te agradecemos, nosotros, porque Tú eres El Eterno, nuestro Dios y Dios de nuestros padres por toda la eternidad. Roca de nuestras vidas, escudo de nuestra salvación, eres Tú de generación en generación. Te agradeceremos y relataremos Tu alabanza, por nuestras vidas encomendadas en Tus manos y por nuestras almas confiadas a Ti. Y por Tus milagros que todos los días están con nosotros; y por Tus maravillas y Tus bondades que haces en todo momento, noche, mañana y tarde. Dios bondadoso que no se agotan Tus compasiones. Misericordioso, que no terminan Tus piedades, siempre tenemos esperanza en Ti.
Y por todo esto, sea bendecido y elevado Tu Nombre, nuestro Rey, siempre para toda la eternidad. Y todo ser viviente Te agradecerá, Sela; y loarán Tu nombre con verdad, Dios de nuestra salvación y de nuestra ayuda, Sela. Bendito eres Tú, El Eterno, Dios benevolente, a Tu nombre y a Ti corresponde agradecer.
19. Sobre la paz, Shalom
Abundante paz sobre Israel Tu pueblo establece para siempre, porque Tú eres Rey, Señor de toda paz. Y sea bueno a Tus ojos bendecir a Tu pueblo Israel en cada hora y en cada instante con Tu paz. Bendito eres Tú, El Eterno, el que bendice a su pueblo Israel con la paz.
Tomado de: El Talmud. Tratado de Berajot I, Edaf-Proyecto Hebraico, Madrid-México, Buenos Aires-San Juan-Santiago, 2003. pp. 44-51.