Reflexiones sobre Dios (VI)
Para continuar con Pinchas Lapide y sus reflexiones sobre Dios (ver las anteriores: I, II, III, IV y V).
‘PL: Tanto Elohim como Adonai, los principales nombres atribuidos a Dios, tienen forma plural. Los nombres de Dios aparecen en plural, pero, en su actuación, se conjugan sólo en singular. Nos hallamos pues, al mismo tiempo, frente a la pluralidad de las formas de actuación de Dios y ante la singularidad de su unidad y unicidad.
La unitas multiplex de Santo Tomás de Aquino sería, por tanto, plenamente compatible con el pensamiento judío. En nuestra visión, no hemos impuesto ninguna limitación a Dios. No olvidemos que la revelación de Dios, fundamental para el judaísmo, se halla expresada básicamente en las palabras de la teofanía de la zarza ardiendo: [YHWH] “Yo estaré allí como el que seré”, lo que significa varias cosas al mismo tiempo: Yo, y ningún otro del que quepa fiarse, estaré, por lo que nadie puede prever de qué forma me van a encontrar, si en lo más íntimo de sí mismo o en la normatividad de los fenómenos del universo, lo que para [Albert] Einstein constituía una cada día nueva revelación de Dios.
VF: …“como el que estaré ahí”: no sólo lo podéis saber, sino que tampoco podéis saber en cuántas formas distintas.
PL: Pluralidad como forma de manifestación. De ahí que estas palabras de la revelación de Dios constituyan para los judíos creyentes la única definición de Dios.
VF: Algo semejante parece haber intentado [Adolf] Hitler, que solía iniciar sus discursos con el siguiente eslogan: “¡De una u otra forma estaré ahí, de una u otra forma! Pero nunca sabréis cómo”.
PL: En última instancia, Hitler quería destronar a Dios para entronizarse como Señor de vida y muerte. La respuesta del cielo fue la misma que la que el profeta Ecequiel hizo llegar al enloquecido rey de Tiro: “Por haber equiparado tu corazón al corazón de Dios, por eso, yo voy a traer contra ti a extranjeros, a los más violentos de entre las naciones, que desenvainarán sus espadas contra tu bella sabiduría y profanarán tu esplendor. Te harán bajar a la fosa, morirás de muerte violenta” (Ez XXVIII, 6 ss.). Así se escribió en Jerusalén hace 2.500 años, y así sucedió también en Berlín en abril de 1945. Los que se endiosan y quieren hacerse absolutos, vienen a acabar como bestias. Eso es lo evidenciado una vez más por Hitler como el último de la larga cadena de endiosados tiranos de la humanidad. Y esperemos que no hagan falta más ejemplos de lo mismo. La lección es instructiva: dondequiera que se haya desdivinizado al cielo, se habrá terminado por deshumanizar al hombre.’
Tomado de: Viktor Frankl y Pinchas Lapide, Búsqueda de Dios y sentido de la vida. Diálogo entre un teólogo y un psicólogo, Barcelona, Herder, 2005. pp. 126-128.
La unitas multiplex de Santo Tomás de Aquino sería, por tanto, plenamente compatible con el pensamiento judío. En nuestra visión, no hemos impuesto ninguna limitación a Dios. No olvidemos que la revelación de Dios, fundamental para el judaísmo, se halla expresada básicamente en las palabras de la teofanía de la zarza ardiendo: [YHWH] “Yo estaré allí como el que seré”, lo que significa varias cosas al mismo tiempo: Yo, y ningún otro del que quepa fiarse, estaré, por lo que nadie puede prever de qué forma me van a encontrar, si en lo más íntimo de sí mismo o en la normatividad de los fenómenos del universo, lo que para [Albert] Einstein constituía una cada día nueva revelación de Dios.
VF: …“como el que estaré ahí”: no sólo lo podéis saber, sino que tampoco podéis saber en cuántas formas distintas.
PL: Pluralidad como forma de manifestación. De ahí que estas palabras de la revelación de Dios constituyan para los judíos creyentes la única definición de Dios.
VF: Algo semejante parece haber intentado [Adolf] Hitler, que solía iniciar sus discursos con el siguiente eslogan: “¡De una u otra forma estaré ahí, de una u otra forma! Pero nunca sabréis cómo”.
PL: En última instancia, Hitler quería destronar a Dios para entronizarse como Señor de vida y muerte. La respuesta del cielo fue la misma que la que el profeta Ecequiel hizo llegar al enloquecido rey de Tiro: “Por haber equiparado tu corazón al corazón de Dios, por eso, yo voy a traer contra ti a extranjeros, a los más violentos de entre las naciones, que desenvainarán sus espadas contra tu bella sabiduría y profanarán tu esplendor. Te harán bajar a la fosa, morirás de muerte violenta” (Ez XXVIII, 6 ss.). Así se escribió en Jerusalén hace 2.500 años, y así sucedió también en Berlín en abril de 1945. Los que se endiosan y quieren hacerse absolutos, vienen a acabar como bestias. Eso es lo evidenciado una vez más por Hitler como el último de la larga cadena de endiosados tiranos de la humanidad. Y esperemos que no hagan falta más ejemplos de lo mismo. La lección es instructiva: dondequiera que se haya desdivinizado al cielo, se habrá terminado por deshumanizar al hombre.’
Tomado de: Viktor Frankl y Pinchas Lapide, Búsqueda de Dios y sentido de la vida. Diálogo entre un teólogo y un psicólogo, Barcelona, Herder, 2005. pp. 126-128.