miércoles, julio 01, 2009

¿20 razones para NO votar? (III)

Después de la primera y la segunda, he aquí mi tercera entrega, en contra de las 20 razones para no votar del periódico Machetearte.


11. Vida de privilegios: El sistema político está diseñado para ser una forma de vida con privilegios, lo de menos es el partido o qué puesto de gobierno sea.
No está diseñado específicamente para eso, pero sí es un problema muy serio... culpa de los ciudadanos, que, tal como dije en la primera parte de esta réplica, somos pésimos empleadores. A mi juicio, son dos los problemas de fondo y dos las soluciones: que los partidos políticos no sean económicamente autosustentables (que, hagan lo que hagan, tengan su presupuesto asegurado) y que los cargos públicos no sean rentables. En México, el oficio de político es lo mejor a lo que puede aspirarse en términos de dinero, mientras que en otros países es una profesión dura y mal pagada. En EE. UU., por ejemplo, el funcionario público con el mayor salario es el Presidente, que no gana ni de cerca lo que la media de los ejecutivos de las industrias privadas, por no hablar de los deportes o el entretenimiento... Partidos políticos que tienen que romperse la espalda para llenar su alcancía y funcionarios públicos a los que se les dificulta llegar a fin de mes, ¡como al resto de los ciudadanos!


12. Dependencia: Este sistema perverso de partidos políticos es fomentado por los Estados Unidos en todo el mundo para controlar a los gobiernos.
¡Caramba! ¡Cómo no lo había sospechado antes! Los villanos de fuera tienen la culpa, como siempre. ¿Por qué no mejor optar por un sistema más ‘noble’, menos dependiente, como el soviético? ¡Si Moscú nunca manipuló a nadie ni se inmiscuía en los asuntos internos de sus satélitos, digo de otros países! ¡Ups! Pero ya no existe la U. R. S. S. ¡¿Y ahora, quién podra defendernos?! ¡Caracas, por supuesto!
13. Sin representatividad: Los ganadores de las elecciones no representan al pueblo sino a sí mismos y a los dueños del capital; no tienen la responsabilidad de rendir cuentas al pueblo.
tienen esa responsabilidad, aunque, bueno, podemos aceptar que les importa un bledo. ¿Los dueños del capital? ¿Quiénes son, pregunto, los dueños del capital que mantiene los partidos y paga los salarios de los servidores públicos? Porque el dinero de los impuestos también cuenta como capital, ¿no? Es decir: a los ciudadanos, que tienen a su vez la responsabilidad de exigir cuentas, tampoco nos importa.
14. Corrupción e impunidad: El sistema político legaliza la corrupción, propicia complicidades y protege a los gobernantes.
Éste es el meollo del asunto, la causa principal de todos los desmanes que hay en México. Por más leyes que existan, si no hay estado de derecho, si no se cumplen, de nada sirven. El imperio de la impunidad es igual que la anarquía. Y nuevamente pateo la pelota hacia el campo de los ciudadanos, sin excusar a la clase política: ¿Quiénes tienen tan poca memoria histórica como para, por decir algo, seguir votando por un ‘nuevo PRI’ que postula como candidatos a líderes sindicales de la peor calaña, salidos de cloacas ochenteras (Schiaffino), o exgobernadores con fraudes y abusos de poder en su haber (Zapata, Del Mazo)? ¿Quiénes, tras indignarse y despotricar contra el nefasto sujeto implicado en el escándalo en turno (Bejarano, Marín, Montiel, Bours...), pasan al siguiente sin más? ¿Dónde están el voto de castigo, la multiplicación de ONGs, el cabildeo, el bombardeo en los medios, las ‘huelgas fiscales’ (aunque el pago de impuestos es otro problema...), la autoimplicación partidista? ¿Quiénes creen que con anular su voto van a hacer suficiente por cambiar las cosas? ¿Quiénes son los primeros en despreciar y violar la ley, aparcando en doble fila, comprando piratería, tirando basura, pintarrajeando paredes, dando mordidas? ¿Cuántos ciudadanos tienen las agallas y la entereza moral de dejarse pisotear y permanecer en la ‘mediocridad’ burocrática antes que ascender mediante lambisconerías, enriquecerse con malversaciones, especular con propiedades ajenas, descalificar mediante mentiras? ¿Cuántos trasladan sus quejas antipartidistas de la sobremesa al interior de los partidos, donde, con integridad personal y aguantando varazos, ayudan a transformar desde dentro las estructuras?
15. Instituto de fraude electoral (IFE): Grupo de sinvergüenzas que utilizan las elecciones como trampolín para seguir gozando los privilegios de la clase política; no representan a la ciudadanía sino a los intereses de los partidos, y no tienen credibilidad alguna.
Siendo una institución ciudadana, administrada por ciudadanos que, además de ser crucial para el nacimiento de la democracia en México, a lo largo del tiempo el IFE ha probado su efectividad y confiabilidad. ¿O qué acaso era mejor cuando los votos los contaba la Secretaría de Gobernación? Lo cual no quiere decir que no sea una institución perfectible, independiente de los partidos (que han tratado de acotarla en varias ocasiones, como en la última reforma electoral).

Un último comentario y una nota...

¿No es un contrasentido hacer esa distinción maniquea entre ‘ciudadanía’ y ‘clase política’, como si los políticos profesionales no fueran ciudadanos o que los ciudadanos, aún sin dedicarnos a la política de lleno, dejáramos de tener intereses políticos?

Hace falta rescatar el significado original, altruista, de la palabra ‘política’, como decía Hannah Arendt: el amor al mundo.

G. G. Jolly

Continuará...

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